martes, 16 de octubre de 2012

Three is a magic number.



El que a buen árbol se arrima, 

buena sombra le cobija.



No puedo dormir, así que supongo que algo bueno tengo que decir, y como un prólogo a la siguiente entrada quiero citar una de las opiniones que recibí  sobre este blog: “es como un diario que todo el mundo puede leer”.



Mágico.

Mágico poder compartir lo que te pasa, lo que piensas, lo que sientes; mágico hacerlo en la “era de la comunicación”; mágico sacar de tu organismo lo que te molesta o inquieta – y así evitar enfermedades y quejadumbres en tu cuerpo; mágico que alguien pueda ver las cosas desde tu punto de vista, intentando llenar tus zapatos (en este caso mis tacones jajaja o últimamente mis pequeñas gomas blancas).

Y además el número tres también es mágico… Fin del prólogo …

Hace un par de días escuché a un hombre que tiene la dicha de enseñar a otros decir: “Rodéate de personas buenas y alrededor de ti siempre habrán buenos corazones”.

Inevitablemente me llené de orgullo al intuir que ese maestro se refería a uno de mis amigos, a uno en especial que me había invitado a su acto de graduación para agradecerme que le diera el empujón que le faltaba para hacer lo que realmente deseaba, y estudiara lo que le gustaba. Una cuestión mágica, además fue el primero en graduarse y uno de los pocos en recibir reconocimiento, no solo por mérito académico sino además por ser buena persona.

En ese momento comprendí que no importa si eres el buen árbol, o si estas buscando el cobijo de la sombra, lo importante es que hay que rodearse de las personas idóneas.



Es como las manzanas.



Es como llegar a un jardín floreado: verde la grama, frondosos los arboles, olorosas las flores, alegres los pájaros, brillante el rocío, radiante el sol, sutil la brisa… un jardín floreado, un jardín bien cuidado.

Seria extraño ver en medio de todo un árbol seco, caído, lleno de insectos que “se comen su cadáver”… seria extraño. Supongo que si un árbol se debilita, la sombra de los demás lo protege del sol, quizás una trepadera lo ayude a mantenerse en pie, el rocío que riega la grama nutriría además sus raíces y en conjunto ayudarían al árbol débil. ¿Cierto?

Los amigos son una cuestión de contexto, de entorno – ya saben, eso que rodea a algo o alguien -.  

Y aunque no es uno de mis preferidos el refrán de "dime con quien andas y te diré quien eres"; sí es muy cierto que "el que anda con cojos al año cojea".

Este consejo lo tomé de un libro, uno que leí hace muchos años y que cambió mi forma de ver algunas cosas, un libro que releo de vez en cuando y que me encanta recomendar, un libro que por cierto presté y no han tenido la amabilidad de devolverme (se que dicen que es tonto prestar los libros, pero es mezquino no compartir las cosas buenas); volviendo al tema, el consejo era que si quieres ser feliz, júntate con gente que sea feliz. Sí quieres ser exitoso, júntate con personas exitosas, si quieres aprender a bailar, rodéate de gente a la que le guste hacerlo,  y sí quieres cambiar un poco, empieza a relacionarte con nuevos entornos.

Al final de cuentas:

Three is a magic number.

Y

Una manzana podrida echa a perder el cesto.



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